EQUILIBRIOS / SANTA ROSALÍA ¡OTRA VEZ!

Por José Luis Puga Lizardi

Pirotecnia Política: No sirven de nada las desgracias a aquel que no aprenda en ellas. (Séneca)

Es obvio que la comunidad de Santa Rosalía, es el más claro ejemplo de un desarrollo urbano desordenado; el tema del asentamiento humano que desde hace cientos de años se tiene registrado en la zona, desde la llegada de los Jesuitas y posteriormente por el desarrollo de la actividad minera que desencadenó lo que hoy es llamado “el pueblo que se negó a morir”, obliga en la actualidad a tomar acciones concretas para resolver sus problemas; es obvio que la Cabecera Municipal de Mulegé está mal planeada y que tiene además un deficiente sistema de canalización de las “aguas broncas” que generan año tras año las lluvias copiosas que se registran en esta temporada ciclónica.

Tan solo el año pasado fue la misma historia de siempre, es decir, se presentaron lluvias que superan la media histórica en esta comunidad y los multimillonarios daños cuantificados, dieron cuenta de la magnitud del problema que supera inevitablemente la capacidad de las autoridades para resolver de fondo esta problemática histórica.

Las autoridades del Gobierno Federal, Estatal y Municipal, a quienes constitucionalmente les corresponde la responsabilidad de velar por la protección de la ciudadanía, tienen un reto enorme por decir lo menos; en Santa Rosalía se requiere de infraestructura pluvial para evitar que año con año, lluvias tras lluvias, estas situaciones se presenten.

Es innegable que los afluentes de agua de lluvia que cruzan por la Ciudad, superan la infraestructura creada hasta la fecha, buscando generar seguridad a los habitantes; los expertos en estos temas seguramente tienen mayor claridad en lo que a Santa Rosalía le hace falta; el recientemente nombrado “Pueblo Mágico” no puede desaparecer, sus habitantes no deben estar expuestos a una tragedia.

Culpar al pasado, al presente o peor aún a “x” o “y” gobernante, no viene al caso por ahora, porque ante la tragedia es poco el margen que se tiene para hacer análisis profundos o técnicos, sobre situaciones tan lamentables como los deterioros sufridos en el patrimonio de miles de Muleginos por las inundaciones  y la peligrosa corrida de arroyos.

El reto ahora, no solo es recuperar de todas sus pérdidas a los ciudadanos que seguramente sumarán millones y millones de pesos, también está el desafío de proporcionar la infraestructura necesaria para que los riesgos sean cada vez menores y se genere la tranquilidad en las miles de familias asentadas en esta región de Baja California Sur.

Al recuento de los daños, le debe seguir la planeación y proyección de las obras que en esta ciudad se requieren; no es posible que cada que se presentan lluvias, los habitantes de Santa Rosalía estén en grave riesgo de perderlo todo en cuanto a patrimonio, incluso su vida.

Si los daños son millonarios, es incalculable la cantidad de dinero que se requiere en obra pública para esta comunidad de aproximadamente 15 mil habitantes; aquí será importante la voluntad pero también el compromiso de toda la estructura ejecutiva y legislativa; no hay margen para rehuirle al problema y menos para mostrar mezquindad ante la urgente necesidad que se tiene en Santa Rosalía; después de la tempestad, viene la calma y lo deseable es que sin prisas pero con urgencia, se comiencen a observar los resultados en la gestoría de lo necesario para evitar una tragedia en una comunidad que cada que llueve, queda devastada y con ello sus habitantes. Ya veremos.

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